27 febrero 2009

RETROSPECTIVAS

LOW. Long Division.

El credo del minimalismo.

Soberbios. Solemnes. Sepulcrales. Low hielan la sangre. “Long Division” (95) emerge de las criptas del corazón, con el fulgor de un alma ataviada con una insignificante hoja de parra. Su entero curriculum es un profundo escalofrío; he aquí una de sus páginas más intensas y leídas. Un álbum donde la desnudez del grupo se exhibe, impúdica y orgullosa, haciendo honor a la máxima de “menos es más”. Los veo, los oigo y pienso: “Yo también puedo ser músico”. Si me aprendo tres acordes, si me compro un tambor… Pero no; la magia a cámara lenta que brota de ellos no es obrera, sino espiritual. No son personajes, sino personas. Y está más que comprobado que la música que estremece de verdad es la que hacen las personas.

Este “Long Division” es el credo fundamental de una banda no apta para materialistas. En él, la guitarra y la percusión desfilan juntas, muy despacio, vestidas de luto, con velas encendidas contra la puesta de sol. No hay prisa; entre nota y nota hay tiempos eternos, rendijas por las que se cuelan las emociones inducidas, los valores vueltos del revés, las sensaciones de desatino cotidiano. Canciones que a veces son canciones, a veces plegarias, a veces escupitajos a la cara, impeliendo a la reflexión y a la reacción. Cuando canta él (“Swingin´”, “Turn”) hay escozor, ignominia e inquietud. Cuando canta ella (“Below & Above”, “Shame”, “See Through”) hay sosiego, calor maternal y esperanza. Cuando cantan los dos (“Violence”, “Throw Out the Line”, “Caroline”) hay equilibrio: el yin y el yang. Que estas dos fascinantes voces se hayan encontrado es un milagro. Que un disco tan humilde pueda sugestionar con esa fuerza es un misterio. Y “You May Need a Murderer” sigue en espera…

www.chairkickers.com


11 febrero 2009

CONCIERTOS

TINDERSTICKS. Madrid. Teatro Calderón. 9-2-2009.

El discreto encanto de la burguesía.

Tindersticks no son el prototipo de músicos a la moda; más bien se trata de un aplicado grupo de expertos, de nuevos románticos después de los nuevos románticos, de lobos esteparios con educación británica y acento burgués. Llevan años saliendo en la misma fotografía y el bouquet de su música está a salvo del paso del tiempo. Sin embargo, sus minutos de gloria se esfumaron, ya no son la actualidad, aunque sobrevivir, sobreviven, y con qué dignidad. “Pensábamos que ya nadie nos escucharía” decía Stuart Staples a propósito de su regreso. Al igual que ellos, el espíritu distinguido del oyente sobrevive, y aunque sin comprar todo el papel, Madrid se rindió a sus pies.

Para los que asistimos a su actuación en el pasado Primavera Sound, no hubo demasiadas sorpresas; se diría que fue una repetición de la jugada, solo que con menos ejecutores e infinito más respeto. Jugosas lonchas de recuerdos (“Dying Slowly”, “City Sickness”, “Sleepy Song”, “Say Goodbye to the City” y “She´s Gone”) entre dos grandes rebanadas de “The Hungry Saw” (2008). Variaciones en la formación: de aquella noche en Barcelona han volado las cuerdas, permaneciendo solo el violoncelo y los metales. El que también ha volado es Thomas Belhom, sustituido por un negro ciclópeo con ramalazos de batería de jazz. Variaciones en el repertorio: su reciente entrega sonó al completo, y los instrumentales, “The Other Side of the World” y “All the Love” coagularon la sangre en las venas. “City Sickness” y “She´s Gone” ocuparon el lugar de “Her” y “Travelling Light” como muestra de sus dos primeros y aplastantes trabajos. No obstante, “Her” se zambulló entre los bises (justo entre “Tiny Tears” y “My Sister”) protagonizando el segundo momento más fulgurante de la velada; el primero fue “Say Goodbye to the City”, que amenazó seriamente las cláusulas morales de decoro e inacción firmadas por los presentes. Y “Simple Pleasure” (99) quedó adocenado en el olvido.

Cada música tiene su momento y también su escenario. Al cuerno los festivales masivos; Tindersticks son huéspedes de honor de auditorios, atmósferas victorianas y templos de arte mayúsculo. Al raso su elegancia y hondura se evaporan. Saben diferente en una butaca, lejos del ruido, del humo y de la incómoda conversación ajena. El Teatro Calderón puede que no sea el espacio más cuco y remozado del mundo, pero el lunes se convirtió en el teatro de los sueños. Y los sueños, sueños son; en la calle está de nuevo la realidad, pero que la zurzan.

www.tindersticks.co.uk

08 febrero 2009

DISCOS

ANIMAL COLLECTIVE. Merriweather Post Pavilion.

Pop de grado superior.

El mundo es una sola voz. La crítica es terriblemente unánime. Animal Collective son la sensación del momento, y lo primariamente discutible ya no admite más discusión después de hincar el diente a este alucinante “Merriweather Post Pavilion” (2009). Aliémonos pues con el sentir general. Estos outsiders del pop han logrado poner su listón donde se les presuponía: en el Olimpo. En “Strawberry Jam” (2007) y el trabajo firmado en solitario por Panda Bear sonaban trompetas anunciadoras, pero faltaba el salto definitivo a la lucidez. La incomodidad de sus retorcidos caminos sonoros se convierte en un haz de luz y un estado de intenso bienestar con cada escucha de su nuevo álbum. Ya no impera el ruidito molesto ni la paranoia estructural, sino las saetas canturreadas por esas preciosas voces, que se pegan como la arena a la piel cuando acabas de salir del baño. Sinceramente, qué gozada.

Merriweather Post Pavilion” recrea a unos Beach Boys de dibujos animados, sonados, inocentes y futuristas. Puede parecer pueril o de broma, pero ahí radica su encanto. La mística y profunda “In the Flowers” es como la puerta de un laberinto; una vez dentro no sabes lo que te vas a encontrar, ni cómo vas a salir. Al final el recorrido es tan alucinante que quieres repetir, sin duda. Porque es un disco de melodías brillantes (impepinables “Summertime Clothes” y “Bluish”), de sanísima diversión (“My Girls”, “Lion in a Coma” y “Brothersport” son toda una fiesta), de incuestionable poder espiritual (explícito en “No More Runnin” y el largo desenlace de “Daily Routine”). Incluso las más modestas (“Also Frightened” o “Guys Eyes”) tienen ese apunte, giro o explosión que las reivindica. Estamos ante uno de los álbumes del año y el año no ha hecho más que empezar. Un motivo poderoso para guardar fe en el 2009. Una efectiva pildorita para ignorar las sombras que se ciernen sobre el futuro.

www.animalcollective.org


04 febrero 2009

REPORTAJES

MENOMENA: VÉRTIGO CREATIVO.

Portland canta bingo.

31 de mayo de 2008. Barcelona. Primavera Sound. Escenario CD Drome. Menomena. Dos o tres canciones; huida lastimosa por culpa de Deerhunter. La mecha prendió; el fuego surgió después, en otro momento y en otra parte. De la experiencia quedó la siguiente impresión: “Arriesgados y exorcizantes, una apuesta veloz y única, se mueven en las ciénagas del post-rock y el kraut como pez en el agua, y son capaces de darse miedo hasta a sí mismos. Hay que dedicarles tiempo en un futuro”. Pues bien, los deberes están hechos y las promesas cumplidas.

Menomena son tres jóvenes músicos multiinstrumentistas de Portland, Oregón. Su música es difícil de catalogar o emparentar. Como efecto secundario del consumismo musical brutal y compulsivo, del enriquecimiento constante se llega a la saturación neuronal y auditiva, que dificulta la visión global, que impide establecer conexiones inmediatas y conscientes. Así pues, dolencia en su máximo rango, vale la renuncia de comparar a Menomena con otros fenómenos de su raza. De lo que no hay duda es de que esta música, esta jodida música excitante y volumétrica, bebe de todas las fuentes que se activan en su camino. Del krautrock, ¿por qué no?. Del jazz, claro que sí. Del techno, a veces. Aunque en definitiva es simplemente rock. En sus composiciones hay algo matemático, algo azaroso; algo mecánico, algo libérrimo. Son como un generador de canciones para nada estandarizadas, más bien atípicas, reñidas con la secuencia canónica estrofa-estribillo-estrofa-estribillo-variación instrumental-estribillo. Son canciones que fluyen a su libre albedrío, pero ojo, sin perder jamás de los jamases su hilo argumental. Los elementos con los que juegan no tienen nada de extraterrestre, aunque sus grabaciones de estudio se basen en una herramienta desconocida y quizá muy divertida llamada Deeler (Digital Looping Recorder). Repito, los elementos no son la novedad: pulidas guitarras, bajos henchidos, ritmos desordenados, románticas melodías de piano y apuntes de saxo, básicamente. La autenticidad radica en la forma de utilizarlos, de combinar, acompañar, suceder y superponer esos elementos. El resultado causa una admiración extraterrena, un morbo intenso, un escalofrío de satisfacción.

Empecemos como empezamos, es decir, por el final. “Friend and Foe” (2007), es su último largo en circulación y el primero en traspasar las cáusticas fronteras yanquis. Con él consiguen su cuadro perfecto, el más accesible o el más interpretable. Un disco mayúsculo: melodías superiores, exhibiciones instrumentales, letras enigmáticas y títulos tan extraños como “El Pelícano”, “Barco Fantasma”, “Infierno Podrido” o “Abeja Malvada”. Un álbum que va creciendo en cada corte, perforando el cerebro. Cada una es mejor que la anterior hasta llegar al finiquito, la asombrosa “West”, que raya el nivel de Premio Nóbel convirtiéndose en una pieza de museo difícilmente superable. Soberbio y absorbente disco, que no engrosó lo mejor del 2007 en este blog por conocimiento a destiempo (y en la Rock de Lux por vete tú a saber qué). Anteriormente a él está el curioso “Under an Hour” (2005); una obra de tres instrumentales de dieciocho minutos bajo los temáticos nombres de “Agua”, “Harina” y “Luz”, trabajada como música de acompañamiento del grupo de danza y performance Master Squad. Cercano al rock solo en momentos puntuales, es más una pseudo-banda sonora, un relajante flujo de ideas entre la pasión de Michael Nyman y la sutileza de Yann Tiersen. Ejemplo máximo de su potencial creativo.

Siguiendo marcha atrás cronológicamente, “I Am the Fun Blame Monster” (2004) conforma su debú discográfico, un estreno con valor de carta de pago de todas sus dotes y virtudes. El vigor de “Cough Coughing”, la onírica “Oahu”, la sentimental “Rose” y el cruce de estilos de “The Monkey´s Back” (de Herbie Hancock a Soundgarden en un pestañeo) no dejan indiferente. Para los coleccionistas enfermizos y muy fans, aún hay más material: “Happiness is Shouting Bingo!” (2002) recoge extraoficialmente esqueletos, demos, grabaciones en directo y demás suerte de rarezas. Entre ello se cuenta el primer ensayo de “Rose”, tomas radiofónicas de unas “Cough Coughing” o “Twenty Cell Revolt” aún por pulir, y una incursión en el soul de la mano de la teatral “Sister Social Theme”.

Para rematar la faena es bueno ver a Menomena gastárselas en directo. Las pésimas condiciones en aquel escenario del Forum no les hicieron justicia, pero el Paradiso de Amsterdam es otra cosa, como se puede disfrutar en esa web bendita que es
www.fabchannel.com. Verlos en funcionamiento, como una estructura piramidal, es todo un espectáculo. La ejecución aparentemente deslavazada arroja un sonido pulcro y obediente. Brent Knopf pulula entre xilofón, pedales y teclados, con la guitarra perpetuamente colgada al hombro. Justin Harris alterna bajo, guitarra y saxofón con parsimonia. Danny Seim se retuerce como un simio enjaulado sobre la batería. El protagonismo es triple y compartido, rotacional en las voces. Solo tres personas tocando instrumentos, a la antigua usanza, sin maquinaria de apoyo. ¿Es o no es un poco jazz?.

Para concluir, una noticia y una recomendación. La noticia es que anuncian nuevo disco en 2009, un disco que ya se espera con impaciencia y suprema devoción. La recomendación lleva a fijar la vista en los diseños de su myspace y web oficial; una forma inmejorable de sumergirse en el vértigo de una banda liberal, singular, solo para adultos.

www.menomena.com

01 febrero 2009

AGENDA

CONCIERTOS DE FEBRERO.

El ejemplo murciano.

Después del interesante aluvión de conciertos que cerró el año (de octubre hasta diciembre) parece que en este 2009 la cosa echa el freno. Que vuelvan a España bandas como Oasis, Kaiser Chiefs, Franz Ferdinand o Travis parece ser un notición para muchos (a la venta de entradas me remito), pero no para los que están de vuelta del brit-pop, en coma severo desde hace bastantes años. Así pues, las apuestas más o menos merecedoras de este mes de febrero se quedan en lo siguiente:

STEVE WYNN- 3 febrero. Madrid. El Sol.
4 febrero. Gijón. Acapulco.
5 febrero. Vigo. Mondo.
6 febrero. Bilbao. Santana 27.
7 febrero. Zaragoza. La Casa del Loco.
8 febrero. Barcelona. La (2).

MOGWAI- 3 febrero. Málaga. Teatro Cervantes.
4 febrero. Murcia. Auditorio y Centro de Congresos.
6 febrero. Madrid. Joy Eslava.
7 febrero. San Sebastián. Kursaal.

TINDERSTICKS (en la foto)- 8 febrero. Barcelona. Auditori.
9 febrero. Madrid. Teatro Calderón.
10 febrero. San Sebastián. Teatro Victoria Eugenia.

HERMAN DUNE- 11 febrero. Madrid. Heineken.
12 febrero. Murcia. Auditorio y Centro de Congresos.
13 febrero. Zaragoza. Café Hispano.
14 febrero. Durango. Plateruena.

KINGS OF LEON- 14 febrero. Barcelona. Razzmatazz.
15 febrero. Madrid. Palacio Vistalegre.

En este punto, es imprescindible comentar lo que está sucediendo de un tiempo a esta parte en Murcia. Los emprendedores, autoridades o ambos han puesto en el centro del mapa de conciertos a esta ciudad en una iniciativa que merece un caluroso aplauso. El Auditorio y Centro de Congresos Victor Villegas lleva acogiendo desde hace un tiempo en su seno multitud de propuestas musicales de pop y rock, dotando a la ciudad hortelana de una sanísima cultura en el ámbito, y favoreciendo el desfogue de vecinos (los albaceteños, doy fe) ansiosos de su alimento. No solo su oferta (en los próximos meses pasarán por allí Christina Rosenvinge, Mogwai, Herman Dune, Jane Birkin, Jonathan Richman, Giant Sand, Keren Ann o Antony & the Johnsons, entre otros) sino las condiciones para disfrutar de la música en vivo (con dos salas de diverso aforo, Narciso Yepes y Miguel Angel Clares), hacen de Murcia un ejemplo a seguir, un espejo en el que deberían mirarse las concejalías de cultura de municipios medianos con ganas de trascender. Pero claro, ¿qué es cultura en estos tiempos que corren?. La pregunta abre el debate, pero que discutan otros.

Foto: heineken.es